El Mototaxi

Libro 1 de "El Mototaxi"

Capítulo 64. La Decisión.

Nane se dio cuenta que estaba soñando. Estaba rodeado de enormes dunas de arena. Hacía calor, mucho calor. Iba vestido de blanco inmaculado. Sus manos estaban cubiertas de sangre. “Ya he soñado esto” se dijo a sí mismo. Iba caminando lentamente mientras de la arena salían las gotas de sangre que subían hasta sus manos. Desafiando a la gravedad o quizás al tiempo. Vio la misma figura negra a lo lejos. Era un hombre, con un casco de motocicleta. Había algo diferente en este sueño. Nane subió el visor que cubría el rostro del hombre y vio un rostro familiar. “Pechi”. Entonces apareció la mujer que estaba esperando, vestida de negro, con un velo cubriéndole el rostro.

La mujer no le habló de inmediato. Sólo le señaló un punto perdido en el horizonte. Nane caminó hasta un punto donde parecía haber agua. Entonces se dio cuenta que su imagen empezaba a aparecer. Vestido de blanco. Pero no era él. Ese rostro no era el suyo. Tenía el cabello castaño oscuro, liso, con ondulaciones ligeras en la parte de adelante. La cara angulosa completaba el conjunto. Había visto ese rostro antes. Entonces tocaron su hombro. Era la mujer vestida de negro.

-No te amo- dijo la mujer, que empezó a quitarse el velo. Era Laura.

Las dunas empezaron a emitir un sonido lúgubre, espantoso.

-No ha terminado aún- dijo Laura en su sueño, mientras desaparecía en medio de la arena que ya empezaba a asfixiar a Nane.

Despertó sobresaltado. Estaba en su cuarto. En Sincelejo. Atrás había quedado la pesadilla de Argentina, de los Paternina. Volvía a ser el mismo.

Buscó en la primera gaveta de su mesa de noche una libretita que había comprado el día anterior. Apunto detalladamente el sueño que había tenido.

La primera vez que aquellas imágenes habían asaltado su mente, mientras dormía, creyó con justa razón que el hombre vestido de blanco era él mismo. Pero el hombre que acababa de ver en sus sueños no era él, era el mismo sujeto que había sacado a Pechi de la laguna, el tal Javier Luna. Siempre creyó que la mujer vestida de negro era Cindy, pero ahora comprendía que se trataba de Laura. Pero lo que más le preocupaba era Pechi. La sangre que había visto en su sueño era de él.

Nane empezó a anotar varias preguntas que tenía sobre aquel sueño en aquella libreta. Había mandado a traducir el libro de su abuelo Anwar en Barranquilla, pero tardarían un par de semanas en entregárselo.

La puerta se abrió. Ludis había entrado a la habitación, vistiendo una bata de dormir de un blanco impecable.

-¿Mami?- dijo Nane alarmado- ¿No deberías llamar a la puerta antes de entrar?

-¿No deberías evitar casarte con desconocidas, hijas de delincuentes? ¿No deberías llamar a tu madre avisándole a dónde vas cuando viajas? ¿No deberías intentar no poner tu vida en riesgo? ¿No deberías escuchar a tu novia de dos años cuando te pide que la escuches?

-Ya, ya entendí, soy un estúpido- dijo Nane sintiendo que en realidad había sido muy tonto en no escuchar a Cindy cuando se lo había pedido y en caer redondito en todas las trampas que le habían puesto los Paternina.

-No eres un estúpido Miguel Ángel- le dijo Ludis en un tono diferente, mientras se sentaba junto a él en la cama- el único problema que tienes es que crees que las cosas te van a salir mejor si las haces tú sólo, sin decirle a nadie. ¿Sabes? A veces es necesario contarle tus problemas a otras personas, pedir ayuda, eso no es muestra de debilidad, es muestra de inteligencia y buen juicio.

-Cuándo estaba preso en Argentina, me di cuenta de algo- dijo Nane a su madre- la razón por la que siempre he tratado de alejarte de mi vida es porque siempre meto la pata hasta el fondo y sólo tu corres a ayudarme. Y… nunca te he dado las gracias.

Ludis sonrió, pero sin ironía, Nane nunca la había visto con aquella expresión ¿Acaso era orgullo lo que había dibujado en su rostro?

-Has madurado mucho, Nane- dijo Ludis llamándolo por su diminutivo por primera vez desde que él recordaba.

Nane abrazó a su madre, sintiendo un enorme nudo en la garganta y mirando hacia arriba tratando de no llorar, pero Ludis no había sido tan fuerte.

-Ya, basta de tanta bobada, báñate y vístete. Es hora de terminar de sacarte del problema en el que te metiste, ah y recuerda que esta noche es el lanzamiento del “El Mototaxi Express”, ves sacando la ropa de una vez- dijo Ludis antes de salir del cuarto de su hijo. Nane obedeció sin chistar.

Se puso un pantalón jean, sencillo y una camiseta polo de rayas horizontales y se calzó con unas chancletas de cuero que no se ponía desde antes de irse a Argentina. Cuando bajó a desayunar, ya todo estaba listo.

Ludis estaba sentada en la cabecera de la mesa, a su izquierda estaba Jennifer Paternina y junto a ella un hombre calvo de baja estatura.

-Buenos días- dijo Nane entrando al comedor.

-Buenos días- contestaron todos casi al unísono.

-No puedo decir que lamento lo de tu papá, Jennifer- dijo Nane dirigiéndose a la mujer con la que se había casado hace unos días- ¿Cómo sigue tu hermano?

-Está en la UCI, pero no te preocupes, ya le dictaron orden de captura, incluso si no se muere como mi papá y se recupera, va a ir preso- dijo Jennifer con cierta amargura en su voz- Sólo quiero que sepas que yo nunca quise que te murieras.

-Te creo- le dijo Nane sinceramente.

-La señorita Peternina no tiene cuentas pendientes con la justicia, su participación fue exigua en los eventos que condujeron a la muerte del señor Alberto Mansur y el intento de asesinato perpetrados en contra del joven Miguel Ángel y la señorita Cindy Villarreal  y bajo presión del señor Aarón Paternina y el joven Aarón Manuel Paternina. El padre y el hermano de ella. Su colaboración con la justicia le permitió salir limpia del proceso.

-Ya eso lo sabemos, abogado- dijo Nane- ahora, a lo que vinimos.

-Sí, pues ya recibimos respuesta del Arzobispo, gracias a la intervención oportuna de la señora Mansur…- dijo el abogado.

-Viuda de Mansur- corrigió Ludis.

-Sí, claro, perdón, como decía gracias a la intervención de la Viuda de Mansur el arzobispo ya nos contestó el oficio que enviamos y el matrimonio religioso ya fue anulado.

Nane sonrió y se dio cuenta que Jennifer también sonreía.

-En cuanto al matrimonio civil, la situación es más compleja. Ya que ambos se casaron en Argentina. La disolución implicaría un juicio prolongado y aburrido, por lo que la mejor opción es el divorcio.- dijo el abogado.

-Si cree que un solo centavo de Miguel Ángel va a pasar a la señorita Paternina, creo que está muy equivocado, abogado- dijo Ludis mientras colocaba un trozo de fruta en su boca.

-Yo no estoy pidiendo eso- dijo Jennifer- es más estoy dispuesta a pagar una compensación económica a ustedes, siempre que firmen un documento donde se comprometan a no demandarme por cualquier asunto relacionado a lo sucedido.

-Eso no será necesario, Jennifer- dijo Nane- lo único que quiero es que terminemos con esta farsa de una buena vez.

-Bueno, ya estamos de acuerdo en algo, como les dije, como el matrimonio se celebró en Argentina lo más rápido es el divorcio. La señorita Paternina firmará un documento donde renunciará a cualquier derecho sobre los bienes del joven Mansur. Esto se hará a través de un bufete en Buenos Aires, aunque tenemos que hablar con su abogado. ¿Estamos de acuerdo?

-Por supuesto- dijo Ludis.

-Enviaremos las solicitudes de divorcio firmadas por ambos y no será necesario que ninguno de los dos viaje a Argentina.

-Perfecto- dijo Ludis- entonces esperamos esos documentos lo más pronto posible. Sólo espero que no tengamos que ver nunca más ni a la señorita Paternina, ni a nadie de su familia.

-Se lo prometo, señora- dijo Jennifer levantándose de la mesa- Nane, te repito de nuevo, yo nunca quise hacerte daño.

Nane pasó el resto de la mañana organizando su habitación. Estaba arreglando su ropa cuando encontró una caja. Allí estaban las fotos que él se había tomado con Cindy y que él había decidido imprimir. Se vio a sí mismo con ella en sus viajes de vacaciones, en Bogotá, en Coveñas, en Cartagena. No pudo evitar un golpe de nostalgia y remordimiento que se agolpaba en su pecho.

Se escucharon dos golpes en la puerta.

-¡Nane!- gritó Poli desde el otro lado de la puerta- Te busca alguien abajo.

Nane dejó la caja de las fotos en su puesto y sacó el traje de saco y corbata que llevaría aquella noche para el lanzamiento de “El Mototaxi Express”.

Cuando bajó y se dirigió a la reja, reconoció de inmediato a la persona que lo estaba buscando. Era Camilo Naar.

-Buenos días- dijo Nane.

-Buenos días- contestó Camilo.

-Por favor, pasa- le dijo Nane abriendo la reja.

-No, está bien, sólo pasaba a decirte algo- dijo Camilo- Te quiero pedir perdón, yo nunca quise ser un obstáculo entre tú y Cindy.

-Tranquilo, que él que debe pedir perdón soy yo, yo malentendí todo, fue mi culpa.

-¿Ya arreglaron todo?- preguntó Camilo.

-Esta noche hablaremos de eso, creo que me dijo que tú la vas a llevar ¿no?

-Sí, vamos a cubrir el evento.

Nane sonrió.

-Bueno eso era todo lo que te quería decir- dijo Camilo- nos vemos en el lanzamiento.

Nane asintió con la cabeza, mientras veía a Camilo Naar arrancar en su motocicleta.

A las 7 de la noche en punto, Nane salió vestido impecable en la camioneta que había heredado de su padre. Ludis había salido desde temprano para estar pendiente de todo. El lanzamiento se haría en el salón de eventos del Hotel Mónaco, cerca del centro de Sincelejo.

Nane condujo hasta Las Colinas donde recogió a Laura. Vestía un hermoso vestido negro y llevaba el cabello castaño claro perfectamente liso.

-Te ves muy linda- dijo Nane.

-Gracias- dijo ella- ¿Nos vamos?

-Espera un momento te quería preguntar dos cositas, antes de irnos.

-Aja dime.

-¿De dónde salió el tipo ese, el tal Javier Luna?

-Bueno, él y yo eramos dueños de una bodega por los lados del 20 de Julio. Así lo conocí.

-El está enamorado de ti ¿Verdad?

Laura no le contestó.

-Está enamorado de ti ¿Ya Pechi lo sabe?

-No.

-¿Cuándo se lo vas a decir?

-Cuándo lo crea conveniente.

-¿Ya le dijiste lo que te pasó cuando él se fue?- preguntó Nane- ¿O eso también es para cuando lo creas conveniente?

-Nane, no me presiones, por favor.

-Después de lo que nos pasó, pensé que habías reflexionado. Todos estuvimos a punto de quedar tiesos en esa laguna, Laura.

-Créeme que estoy haciendo lo que puedo, sólo dame tiempo ¿sí?

Nane y Laura llegaron al salón de eventos, que se ubicaba un enorme kiosco hermosamente decorado, a un costado del hotel Ya se habían sentado cuando Cindy y Camilo llegaron. Ella se veía hermosa. Aún tenía la vendita que le cubría los puntos a un lado de la frente, pero con su cabello negro y su traje estampado de colores vivos, se veía espectacular.

Nane se acercó a hablar con ella.

-¿Podemos hablar un momento?- preguntó él.

Camilo se apartó de inmediato.

-Yo me encargo de todo- dijo él. Nane se lo agradeció con la mirada.

Salieron a la puerta del salón de eventos que daba a la recepción del hotel.

-Te ves muy hermosa- dijo Nane.

-Tú también te ves muy lindo- dijo ella.

Nane sonrió.

-Gracias, eh … hoy ya me dijeron que el matrimonio religioso con Jennifer está anulado y que el civil pronto lo estará- dijo Nane.

-Me alegra mucho.

-Cindy, perdóname. Te traté muy mal, fui muy injusto y por mi culpa estuviste en peligro.

-No te preocupes- dijo ella- Yo he pensado mucho en el asunto y creo que lo mejor es olvidar todo y seguir adelante.

-Pasé toda la tarde pensando en la forma en que te iba a pedir que volviéramos, pero me di cuenta que me hace falta madurar mucho más, tomar mis propias decisiones… no sería justo contigo que…

-Un momento ¿No quieres que volvamos?

-No, no, no, no. Sí quiero que volvamos, pero quiero que cuando lo hagamos yo sea el hombre que tú necesitas. Me di cuenta que aún tengo que madurar mucho más, sólo te pido tiempo. Tiempo para demostrarte que no dependo ni de ti ni de mi mamá. Que puedo defenderme por mi mismo. Que valgo por mi mismo ¿Me podrías conceder eso? ¿Me vas a esperar?

-¿Eso significa que vamos a estar separados?

-Por un tiempo, sí.

-De verdad no puedo creer esto, Nane- dijo Cindy negando con la cabeza- Pensé que olvidaríamos todo y seguiríamos adelante… juntos.

-Cindy… yo, la verdad- empezó a decir Nane, pero ella no lo dejó terminar.

Cindy le dio un beso delicado en los labios y dio la vuelta para regresar nuevamente al evento.

«Te voy a demostrar de lo que estoy hecho, Cindy, te lo prometo» se dijo Nane a sí mismo antes de empezar con la primera parte de su plan.

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